El coaching como disciplina transformadora surgió en los Estados Unidos a mediados de la década del 1980. En sus comienzos fue una herramienta destinada a un gran número de disciplinas deportivas buscando optimizar el rendimiento, la productividad y obtener mejores resultados de los deportistas .Con el tiempo, habiendo observado los resultados positivos que se obtenían a través de esta práctica, se trasladó y adaptó a nuevos campos y disciplinas, como la gestión empresarial y los negocios. A este enfoque que aglutina y aplica paradigma basado en la ontología del lenguaje se lo llamó coaching ontológico.
La ontología es una rama de la filosofía que se define como la ciencia del ser. En este sentido se podría definir al coaching ontológico como entrenamiento en el Ser.
Como vimos anteriormente, ontología significa «el estudio del ser». La ontología es rama de la filosofía que se encarga de estudiar la naturaleza del ser, su existencia y realidad, tratando de definir las categorías elementales y las relaciones del «ser en cuanto ser».
Un coach ontológico profesional debe cuestionar los paradigmas en los cuales tanto los individuos como las agrupaciones perciben su realidad y situación actual para así habilitar la posibilidad de cambiar acciones que pudieron haber funcionado en el pasado pero ahora ya no. Generando de esta manera nuevas posibilidades de ser y hacer que sean más propensas a alcanzar aquellos resultados buscados. Es necesario poner en jaque las antiguas formas de pensar, para aprender cómo transitar un nuevo camino, cómo expandir la capacidad de obtener distinciones y cómo generar nuevas posibilidades de accionar, consiguiendo resultados que, previos a la intervención de coaching ontológico, podrían parecer imposibles. Las herramientas fundamentales de un coach ontológico son el aprendizaje y la creatividad. El coach aprende para hacer. Ser creativos para cumplir con una de las tareas más importantes de todos las personas: diseñar su propia vida. Todo coach cree que tenemos la posibilidad de establecer nuestro propio destino, de no culpar a otros por lo que dejamos de hacer o por todo aquello que hacemos mal. Un coach puede ayudarte a aprender a crearte y recrearte vos mismo.